Su Vida Se Centró En El Amor Por Cristo Y Su Iglesia
{Catecismo de la Iglesia: Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan y vivifican todas las virtudes morales. Son infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano. Tres son las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad.}
Cuando ya se está aceptada la causa de canonización, se evalúa la forma en que el Siervo de Dios, ha vivido sus virtudes, tanto teologales como cardinales, ya que debe asegurarse que lo han hecho en grado heroico, se prepara la Positio, se envía a la Congregación de la Causa de los Santos en la Ciudad del Vaticano en Roma y ellos la reparten a un número de teólogos. En el caso de Carlos Manuel, 8 teólogos diferentes, leyeron de forma individual sobre Carlos Manuel y emitieron sus votos. Ellos no se ponen de acuerdo, eso asegura que el Espíritu Santo es quien guía el proceso. Finalmente, la decisión de cada uno fue que Carlos Manuel vivió en grado heroico dichas virtudes y por eso fue declarado Venerable. Luego de esto se certificó el milagro por su interseción y llegó la beatificación el 29 de abril del 2001.
En la “Fase Diocesana” para la “Causa de la Canonización de Carlos Manuel”, en el interrogatorio a los testigos se les formularon unas 214 preguntas para auscultar, entre otras cosas, sobre la vida, virtudes y fama de santidad del Siervo de Dios a tenor con las legislaciones para la causa de los Santos.
Reflexionemos en la pregunta núm. 91 – ¿Explique usted si Carlos Rodríguez realizó todas las virtudes tanto teologales, como cardinales y morales en grado heroico?
Veamos ahora el testimonio (página núm. 967 de la Positio) de Carmen Deli Santana, también conocida por Deli S. de Aguiló (QDEP) según lo redactara el 8 de diciembre del 1990 adelantándose así a la posibilidad de ser llamada a testificar como en efecto sucedió posteriormente el 29 de abril de 1993.
Virtudes Teologales:
Fe – El Siervo de Dios ejercitó y desarrolló el espíritu de fe sobrenatural a través de todas las etapas de su vida. Esto se manifestaba en todas sus acciones cotidianas: su celo por la gloria de Dios lo llevaba a estudiar constantemente para poder llevar fielmente el mensaje evangélico a todas las almas. El amor de su vida fue siempre Cristo, al cual consideraba su amigo, y este amor lo llevaba a rechazar el pecado en todas sus formas y a un deseo inmenso de perfección. Fue siempre fiel y obediente al magisterio de la Iglesia, esposa de Cristo. Para mantener y conservar ese espíritu de fe, el Siervo de Dios era muy fiel en la práctica de la oración mental, meditación de la palabra de Dios y de los misterios de la fe. Rezaba también diariamente el Oficio Divino, de lo cual derivaba un gusto envidiable y el cual nos enseñó a rezar (Brevario para los fieles). La Liturgia era su vida y solía explicar los sacramentos en forma extremadamente clara y profunda. En muchas ocasiones, a pesar de tener tanto y tanto trabajo, lo veía hacer visitas al Santísimo con una devoción profunda.
Sentía un gran amor por la Virgen María y hacíamos actividades para celebrar sus fiestas, con especial énfasis en la Inmaculada Concepción. Nos enseñaba canciones de María, las cuales cantábamos en dichas fiestas. Otra fiesta que solíamos celebrar era la de la Purificación, con la Presentación del Niño en el Templo, para la cual nos preparaba un dramita de modo que todos entendieran el comportamiento de Simeón y de la profetiza Ana.
También leía mucho la vida de los santos. Su predilecta era Santa Cecilia, cuya fiesta celebra la Iglesia el día del nacimiento de Chali. A mi entender, nunca tuvo falta de espíritu de fe, ni aun en los momentos difíciles de su vida, que fueron muchos, ni al momento de la muerte.
A pesar de todas sus dificultades, no sólo las físicas, sino las faltas de comprensión que tuvo que soportar de parte de amigos, familiares y religiosos, su fe fue inconmovible. Considero que ejercitó en todo momento la fe sobrenatural en grado heroico.
Esperanza – Como ya he mencionado la vida del siervo de Dios era la Liturgia y muy especialmente la celebración de la Vigilia Pascual. Su vida estaba centrada en el Misterio Pascual y su esperanza era la Parusía. El se consideraba un pecador, pero creía firmemente que Cristo había dado Su vida por él y que, al ser así redimido, gozaría de la Visión Beatífica cuando llegara su propia pascua, o paso de esta vida a la eternidad.
La sencillez de su vida demostraba que los valores cristianos estaban para él por encima de cualquier otra cosa. En las postrimerías de su vida, aun cuando estaba pasando por “la noche oscura de la fe”, reaccionaba cuando su hermano le recitaba el Pregón Pascual, indicio de que tenía la esperanza de la Parusía. Nunca vi en él algo que fuera contrario a la virtud de la esperanza.
Caridad Para Con Dios – El siervo de Dios brilló de modo especialísimo por su amor a Dios. Su afán era amar a Dios y que todos los hombres amaran a Dios como él. Constantemente hablaba de Dios, de Cristo, de su Iglesia, de la Gracia, de los Sacramentos, y sobre todo de la Pascua y la Parusía.
Su deseo de extender el reino de Cristo era tal que gastaba casi todo su tiempo en publicar revistas de Cultura Cristiana y Liturgia, las cuales enviaba a numerosas personas de todas las religiones y estilos de vida, que pudiesen entenderlas. Esto lo hacía con los pocos recursos económicos con que contaba,
Hermanas y Hermanos en Cristo Nuestro Señor, la fe, esperanza y caridad nos fueron infundidas por Dios en nuestra alma el día de nuestro bautismo, pero como semilla – como nuestro Primer Santo Puertorriqueño, como hijos de Dios, hagámosla crecer con nuestro esfuerzo, oración, sacrificio y amor al prójimo. ¡Vivímos Para Esa Noche! – Felices Pascuas de Resurrección – Cristo Vive!