Reflexionamos sobre la clausura del año cincuentenario en honor a la madre Soledad Sanjurjo con celebraciones eucarísticas en Puerto Rico. Eventos que combinan gratitud y memoria, buscando promover vocaciones y revitalizar el compromiso espiritual y comunitario, en un contexto de fiesta y oración, inspirados por figuras emblemáticas de fe y servicio.
Celebración Eucarística:
Con renovado gozo pascual, un numeroso grupo de fieles de las distintas casas de las Siervas de María, Ministras de los Enfermos en Puerto Rico, se reunió en la Capilla de las hermanas en San Juan para clausurar el año del cincuentenario del tránsito de la venerable madre Soledad Sanjurjo Santos SM. Trajeron, de manera representativa, la acción de gracias por los dones recibidos y las súplicas por las necesidades temporales que les apremian. El arzobispo metropolitano de San Juan, Mons. Roberto Octavio González Nieves, O.F.M., y su obispo auxiliar, Mons. Tomás Godrés González, concelebraron la Eucaristía y procedieron a cerrar el año jubilar.

Anticipación y Conmemoración:
Adelantando dos días, en recuerdo de aquel lunes de Pascua del 23 de abril de 1973, en que la madre Soledad fue llamada a la Casa del Padre, se celebra una conjunción particular de eventos. En el contexto de los quinientos años de fundación del Hospital de la Inmaculada Concepción de San Juan, regentado por las Siervas de María desde hace 137 años y sitio de hospedaje de San Junípero Serra y muchos misioneros, se celebró el cuarto domingo de Pascua, conocido como el Domingo del Buen Pastor.
Reflexión y Promoción de Vocaciones:
En este día especial no solo se magnificaron las celebraciones, sino que también se elevaron súplicas por el incremento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, especialmente para las Siervas de María, que realizan una labor inmensurable. Recordar a la madre Soledad Sanjurjo y pedir el aumento de vocaciones es meritorio, más aún cuando percibimos el grito de ayuda y consuelo para los enfermos, ancianos y necesitados, así como para los cuidadores, frecuentemente voluntarios, que perseveran en su arduo trabajo o apostolado, brindando esperanza a quienes enfrentan la muerte y necesitan de ese apoyo particular.
Celebración Cultural y Espiritual:
¡Qué inmensa alegría que Puerto Rico, por gracia de Dios, celebre estas fiestas! Aprovechémoslas para extenderlas a muchos y en todas partes, propiciando una ocasión de orgullo, reflexión, fiesta, oración y promoción, deseando que Dios nos bendiga con muchas Soledad Sanjurjo y muchos buenos pastores que revitalicen el tejido social y religioso de nuestro pueblo.