San Juan Bautista gritaba en el desierto: “Preparen los caminos del Señor. Allanen los senderos; abajen los montes; purifiquen lo escabroso y enderecen los caminos torcidos”. Esta es la invitación que se nos hace al inicio de esta segunda semana de Adviento.
Aunque decimos que ya conocemos a Jesús, pero eso no impide que nos coloquemos a la espera siempre sorprendente de Dios. Creyente no es que se siente saciado de Dios sino el que tiene hambre y sed de Dios. Toma conciencia de cómo vives tu fe y reconoce el camino largo que te falta caminar.
Lo que el sol significa para las flores, eso mismo significan las sonrisas y el rostro alegre y las palabras amables para las gentes que nos rodean. No se las niegues. Camina hacia ellas.
Las obras musicales que he compuesto en momentos de mayor depresión, han sido las que más han gustado al público. (Shubert)
Como Pedro cuando trató de andar sobre las aguas, nosotros nos fijamos mas en los abismos amenazadores del mar que nos rodea, que en la cercanía de Jesús que quiere ayudarnos. (San Agustín)
Ven Espíritu Santo: Si Tú estás ausente, no se puede avanzar. Dame las mejores disposiciones y las dotes necesarias para estar siempre a tu disposición. Quiero preparar tu camino con alegría, fe y confianza. Ven Espíritu Santo, ayúdame. Así sea.