La Misa es un Tesoro. Veamos algunos testimonios.
Santo Tomás de Aquino dejó escrito: “Cada Misa disminuye la fuerza de nuestras pasiones pecaminosas, cada Misa anima a obrar bien, aumenta la castidad, hace más grande nuestro amor a Dios y al prójimo, y nos consigue fuerzas para sufrir con paciencia las adversidades”.
San Juan Vianney decía a sus discípulos: “La Santa Misa es el gran remedio para aplacar la ira de Dios y tener lejos de nosotros los castigos divinos”. Cuando deseamos agradecer a Dios por algún favor, el mejor modo es ofrecerle la Eucaristía. Ir a Misa es como recibir de Dios la llave de oro para entrar al depósito donde tiene todas sus bendiciones y sus favores y sacar cuantos tesoros queremos. Con la Misa se pueden obtener: Favores para el alma, progreso en la santidad y buena conducta; salud para el cuerpo y mejoramiento en la situación económica.
¿Necesitas descanso eterno para el alma del ser querido que ha pasado a la eternidad? ¿Deseas vencer una tentación que te hace ofender al Señor?
Vete a la Misa. Ella es como un canal que te trae desde el cielo todos los favores que están depositados.
Vale más una Misa ofrecida en Vida, que mil después de muerto. (San Juan Vianney)